jueves, 19 de julio de 2007

Ninjas...

La pasión es un silbido que corta las hojas de los árboles.
Una cinta del director japonés John Wong Silver Tse.

"Si los Ninjas tuvieran alas, serían monjes Zen" -Tsao-tso-tze.

Atrevido. Deliciosamente atrevido el confiar, como uno de esos kamikazes legendarios, una co produccion millonaria (EU/Reino Unido), en las manos del poco talentosos director japones John Wong. Apenas con un hermoso, fallido, cortometraje en su haber ("Sí, Sí podemos morir mañana". Taiwán, 2001), Wong se lanza a la aventura de la guerra como un niño desnudo y desprotegido, se tira de clavado a un río lleno de pirañas.

Y qué mejor oportunidad par ale japonés, que un guión pefectamente estructurado para no decir nada trascendente.Escrito por la mente genial y mercenaria del croata multipremiado Mirk Kansakis, (cuya nueva tendencia de "guiones inentendibles por encargo" ha sido imitada en Hollywood), el guion se entromete en el mas viejo y gastado cliché de una pareja que no debe estar unida por su diferencia de clases.

Argumento que hasta un niño de cinco años hubiera soportado, de no ser por la inclusion fantastica e insirada de Kanasakis (con la fiel ayuda de Wong), de un grupo de NInjas Zen que persiguen al enamorado, quien a su vez es un desertor de la misma banda que a su vez es la banda que protege al padre de la princesa quien a su vez es hija de la fundadora de los NInjas Zen quienes a su vez matan al guerrero enamorado quien a su vez en su muerte se lleva consigo el secreto que su amada le habia confesado: Los ninjas Zen no eran más que una ilusión en la cabeza de la madre del guerrero.
¿Quién puede escribir algo asi?y para colmo, dirigirla tan mal.¿Quién?.

Kanasaki y Wong: una dupla creada en el sotando del infierno con el simple objetivo de hacer sufrir a los espectadores a cambio de millones y millones de dolares en entradas.

¿Qué sigue? Esperemos a que Kanasakis y Wong decidan dejar de gastar su dinero en las islas del sur de Asia o que se les acabe: y entonces podamos disfrutar hasta las lágrimas de otra de sus películas.

Extraido de Marvin N°41 pagina 7.

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